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La esencia del Zen es la atencion. Nacio con ese encargo.
Ello nos exige a los practicantes la disciplina de la quietud, la paciente y amorosa espera de quien desea la liberacion de todas las programaciones mentales de todos los seres, que diariamente les someten. para que, abandonadas las sombras, respiren el fulgurante aliento de la luz.
Ademas la respiracion es contagiosa desde la entrega abandonada y desasida, del respirar, hasta la apertura ampla e infinita del exhalar. se trata de un movimiento doble: el vaiven descendente y ascendente, de cuya acompasada armonia y atencion aguda deviene el soplo de vida.
los practicantes Zen conocen en su propia carne las dificultades que sus congeneres tienen para respirar y acceder a la luz; por eso, a impulsos de su aliento y a impulsos de su compasion, les aplica la respiracion boca a boca. Y, su secreto reside en la pasion , la rebosante y atenta
com-pasion que emana quien se sabe unido a todo el universo.
Aromas del Zen, Rafael Redondo.