sábado, 10 de diciembre de 2022

LA VUELTA A CASA: EL REGRESO A SÍ MISMA ¿Qué es el ansia de hogar? Es el instinto de volver, de ir al lugar recordado. Es la capacidad de encontrar tanto de día como de noche el propio hogar. Todas sabemos cómo regresar a casa. Por mucho tiempo que haya transcurrido, sabemos encontrar el camino. Caminamos de noche cruzando tierras extrañas y tribus desconocidas sin ningún mapa, preguntando a los viejos personajes que encontramos por el camino: «¿Por dónde se va?» La respuesta exacta a la pregunta «¿Dónde está el hogar» es más complicada, pero se trata en cierto modo de un lugar interior, de un lugar del tiempo más que del espacio, en el que una mujer se siente entera. El hogar está allí donde un pensamiento o un sentimiento se puede conservar sin que se interrumpa o nos sea arrebatado porque otra cosa exige nuestro tiempo y nuestra atención... ...Los vehículos que utilizan las mujeres para regresar a casa son muchos: la música, el arte, el bosque, la espuma del mar, el amanecer, la soledad. Todos ellos nos conducen al nutritivo mundo interior del hogar que posee sus propias ideas, su orden y su sustento... ...Allí no sólo hay tiempo para meditar sino también para aprender y descubrir lo olvidado, lo abandonado, lo enterrado. Allí podemos imaginar el futuro y examinar los mapas de las cicatrices de la psique, averiguar sus causas y adónde iremos a continuación... ...Para algunas, el hogar es el inicio de una actividad. Algunas vuelven a cantar tras haberse pasado varios años sin encontrar ninguna razón para hacerlo. Se entregan al aprendizaje de algo que llevaban mucho tiempo deseando aprender. Buscan personas y cosas perdidas de sus vidas. Recuperan la voz y escriben. Descansan. Hacen suyo un rincón del mundo. Toman grandes o extremas decisiones. Hacen algo que deja huella. Para algunas mujeres el hogar es un bosque, un desierto, un mar. En realidad el hogar es holográfico. Se desarrolla en toda su plenitud incluso en un solo árbol, un solo cacto del escaparate de una tienda, un estanque de serenas aguas. Se desarrolla también en toda su potencia en una amarilla hoja caída sobre el asfalto, una roja maceta de arcilla que espera la plantación de una raíz o una gota de agua sobre su tierra. Cuando una mujer se concentra con los ojos del alma, ve el hogar en muchísimos lugares. 🌲🐺 Clarissa Pinkola Estés 🙏🧡 Mujeres que corren con los lobos (Capítulo 9)

miércoles, 23 de marzo de 2022

bondades de la poesia

La mirada poética puede resemantizar y por tanto sublimar todo lo que observa hasta lograr la proeza de que lo que antes parecía una trivialidad ahora resulte una antología de la inteligencia humana, o una maravilla de la naturaleza. Compartiré una breve sucesión de ejemplos. Abrir un grifo y que salga agua. Pulsar un botón y que unas ondas electromagnéticas calienten líquido o alimentos. Tostar una rebanada de pan que acompañará a un café humeante mientras por la ventana se cuela un amanecer de un rojo somnoliento. Bajar a la calle y contemplar en las hacinadas aceras la biodiversidad humana y el armónico entrelazamiento de interdependencias opacadas por su propia ubicuidad. Subirte a un coche y alcanzar una velocidad insuperable para cualquier animal. Hablar con una persona y entenderla y que te entienda gracias a una pluralidad de sonidos semánticos que se exilian de la boca y se refugian en los tímpanos, y que llamamos lenguaje. Entrar en un edificio atestado de personas y hacerlo tranquilamente porque un ordenamiento jurídico y una infraestructura cívica custodian que la vida sea respetada y pueda desplegarse sin sobresaltos al lado de la de los demás. parte de un escrito de Jose M. Valle.

lunes, 20 de julio de 2020

El árbol invisible.


“Hoy me gusta la vida mucho menos / pero siempre me gusta vivir, ya lo decía”. Estos versos son del peruano César Vallejo, y los recuerdo porque  ellos resumen, a pesar de haber sido escritos en los años 30 del siglo pasado, lo que muchos estamos experimentando

Al comienzo de esta cuarentena media humanidad se dedicó a hacer pan, a comprar el maíz y hacer Arepas caseras y, además a desempolvar la receta de nuestros parientes que en otro tiempo dedicaron parte de su hermosa vida a cuidar el paladar de sus hijas e hijos y demás.
Con tal ahínco nos metimos a La Cocina, que en todos los supermercados del mundo se acabó la levadura. En las redes sociales comenzó a surgir la necesidad de aprender sobre huertas y jardines, a menudo se veían fotos de lechugas,cilantro y otras hierbas en los balcones.  La gente se pasaba el dato de dónde aprender y encontrar los ingredientes, con la misma premura con que los venezolanos se pasan la voz, en tiempos de escasez, sobre dónde encontrar mantequilla, huevos o harina para hacer arepas. Siempre me pareció curiosa esa elección, la de hacer huertos caseros y... pan, tortas de zapallo,zanahoria y banano en casa. Tan curiosa como la de correr a comprar grandes volúmenes de papel higiénico.

Todas las labores muy significativas. Hacer Huertas,pan,Arepas y tortas cuando empezó el confinamiento obligatorio, esto significó mucho más que no tener que ir a las panaderías. Fue, creo, la concreción del deseo de ver en esa reclusión forzada una oportunidad: la de hacer cosas que nunca hicimos. Pero la elección parecía entrañar, además, un elemento simbólico: un regreso a lo esencial, a lo básico, a lo que todas, si queremos, podemos hacer con nuestras manos.

Una opción que reemplazaba la avidez de la sociedad de consumo aunque fuera por unas semanas. De alguna manera, también, era como recuperar la noción de hogar, una palabra que no sólo significa casa sino “sitio donde se hace la lumbre en las cocinas”. En el hogar, al fuego, se hace la hogaza, del latín focacia y de cius, cocido al fuego.

Hacer pan y otras labores ha sido una manera de darle sentido al paréntesis obligatorio de la pandemia. Entre esas cosas manuales está también escribir,pintar, redecorar la casa, desempolvar cuadros y fotos guardadas por años. Labores  Manuales y corporales, porque también se escribe con todo el cuerpo. Y, por supuesto, espirituales:  el hacer, se une con la vida reflexiva. Todo eso sucedió porque pensamos que duraría dos, tres meses. Después del desconcierto nos preparamos para resistir con estoicismo, y lo aliviamos, también, con un poco de humor. Las redes se llenaron de memes.

Pero luego ha estado llegando el cansancio, la necesidad del abrazo, del beso, de la presencia para reírnos a carcajadas del aburrimiento de lo mismo, dándonos cuenta que la comunicación por redes y las clases y conferencias por zoom o Google Meet no son suficientes ni plenas.
Ahora estamos teniendo la percepción del confinamiento como un tiempo que se prolonga sin esperanza.  Para no hablar del miedo, de las noticias que sofocan especialmente a la gente  mayor, dolor de saber que en este mismo momento hay muchos que están muriendo asfixiados, en la más aterradora soledad. Y que también nosotros podemos morir.

 En Alguna parte leí que...






La muerte es una amenaza que está siempre ahí. (…) A menudo imagino que la muerte es un árbol invisible plantado en nuestra sala. Cuando las puertas están cerradas, con el cerrojo bien echado, cuando el pago del arriendo está cancelado, hay alimentos en la nevera suficientes para una semana más,  las cortinas abajo  y los males del mundo han sido apartados para que nosotros podamos sentarnos  a gusto en en sofá  (…) ese árbol invisible cruje, florece, "suma un anillo a su corteza" Sí. La muerte está ahí.  Pero aguantamos, porque siempre nos gusta vivir, como dice Vallejo.

domingo, 14 de junio de 2020

La ola es el mar

Cuando observamos el océano vemos que cada ola tiene un principio y un final. 
Una ola puede compararse con otras olas, y podemos calificarla de más o menos bella, más alta o más baja, o más o menos duradera. Pero si observamos más a fondo descubrimos que la ola está hecha de agua. 
Aunque lleve la existencia de una ola, vive también la vida del agua. Sería triste que la ola no supiera que es agua. Pensaría: «Algún día tendré que morir. Este período de tiempo es la duración de mi vida y cuando llegue a la orilla regresaré al no-ser». Estas ideas pueden provocar en la ola miedo y ansiedad. Si la ola quiere ser libre y feliz, se desprende de los conceptos del yo, la persona, el ser vivo y la duración de la vida. 
Una ola puede reconocerse por los signos: alta o baja, naciendo o desapareciendo, bella o fea.

 Pero en el mundo del agua no hay signos. En el mundo de la verdad relativa, la ola se siente feliz al crecer y se siente feliz al caer. 
 Pero cuando la ola percibe su verdadera naturaleza —que es el agua— todos sus complejos desaparecen y trasciende el nacimiento y la muerte. 

 La liberación es la capacidad de ir del mundo de los signos al de la verdadera naturaleza. Necesitamos el mundo relativo de la ola, pero para gozar de una verdadera paz y alegría, necesitamos también sentir el agua, la base de nuestro ser. No deberíamos permitir que la verdad relativa nos aprisione y nos impida sentir la verdad absoluta. Al observar profundamente la verdad relativa, comprendemos la verdad absoluta. La verdad relativa y la absoluta se ínter-abrazan. Ambas verdades tienen un valor. 

Tomado del libro: “El corazón de las enseñanzas del Buda”  de Thich Nhat Hanh.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Yoga y meditación entre rejas

MEDITACIÓN ENTRE REJAS. ELAINE MACLNNES. MAESTRA ZEN.

Elaine Maclnnes con Yamada Koun Rôshi
Elaine Maclnnes nació en 1924 en la ciudad de Moncton, provincia marítima de New Brunswick, Canadá. Estudió violín y más tarde fue profesora en el Conservatorio de Calgary. Se unió a la Orquesta Sinfónica de esta ciudad durante cinco años.
Su prometido murió durante la Segunda Guerra Mundial. Elaine ingresó en la comunidad de las Misioneras de Nuestra Señora y se hizo monja en 1961.
Ese mismo año viajó a Japón, su primer destino misionero. Conoció al jesuita Hugo Enomiya-Lassalle, que estudiaba y practicaba zen. La hermana Elaine tenía cierta curiosidad sobre el zen y decidió que si el padre Lassalle estaba practicando: "Tenía que estar bien". https://satsangzaragoza.blogspot.com/2014/09/enomiya-lassalle.html
Enomiya Lassalle
Poco después se unió a una orden de monjas budistas de la escuela rinzai del templo Enkoji, en Kyoto, donde vivió durante ocho años.  Más tarde, el padre Lassalle le presentó a Yamada Koun Rôshi. La hermana Elaine logró el kensho durante su segundo sesshin con él. Continuó sus estudios zen con Yamada Rôshi, de quien recibió la transmisión y el título de maestra zen con el nombre de Ko-un An (Nube brillante).
https://satsangzaragoza.blogspot.com/2020/05/yamada-koun-roshi-maestro-zen-japones.html
En 1976 la hermana Elaine fue destinada por su congregación a Filipinas durante los peores años de la dictadura de Ferdinand Marcos. Fue a través de su trabajo abriendo un centro Zen para la Iglesia Católica en Manila que terminó enseñando meditación en la cárcel a prisioneros políticos. Su trabajo en las cárceles se convertiría en su vocación.
En 1992, la hermana Elaine fue invitada a convertirse en directora del Prison Phoenix Trust en Oxford, Reino Unido, cuyo mecenas es el actor inglés Jeremy Irons. Estableció una red de profesores de yoga y meditación que trabajan en centros penitenciarios en todo el Reino Unido e Irlanda, enseñando yoga y meditación a los presos que voluntariamente asisten a las clases. La idea detrás de Prison Trust es que el espacio de una celda de prisión puede convertirse en un lugar de práctica, no muy diferente de la celda de un monje.
Cuando regresó a Canadá, decidió establecer una organización similar aquí. Se llama Liberando el espíritu humano y ha logrado colocar instructores de yoga y meditación en las cárceles de todo Canadá. .


El actor ganador del Oscar Jeremy Irons describe a su amiga y mentora canadiense Hermana Elaine Maclnnes, una monja católica y maestra zen, como una de las personas más sin prejuicios que ha tenido la fortuna de conocer. 



Mi antiguo maestro zen en Japón, Yamada Koun Rôshi, solía decir que “todos nacen para ser místicos”. 

Las cárceles no son lugares tranquilos. No son lugares positivos. Las cárceles son lugares terribles. Y estar en una habitación, en un silencio que los prisioneros se han creado, es simplemente mágico.

Vi a la gente cambiar mucho. Ver a alguien convertirse de un convicto enojado en prisión en alguien más humano, suave y amable, es un pequeño milagro en sí mismo.

No estás separado de ellos (los presos). Ve a ellos y en esa unidad haz lo que puedas para ayudar.
Elaine Maclnnes


The Fires That Burn. Sister Elaine Maclnnes (activar subtítulos en español):

Zen catholic nun Sister Elaine Maclnnes (activar subtítulos en español):

martes, 12 de mayo de 2020

Siri Husveht

Manhattan, la tienda por departamentos Bloomingdale’s, 1979. En el baño, mientras nadie mira, una modelo de piso se ha internado a leer, aborrecida por aquel trabajo que la conduce a pasearse ceremoniosamente como un maniquí en movimiento; como una plácida aparición que viste la ropa que será vendida a damas estupendas. Es su manera de subsistir y costear la existencia en Nueva York.
Ese trabajo –lo ha confesado esa misma mujer décadas después– fue algo breve y odioso. La entonces veinteañera pudo ensayar ese papel por la bendición de tener una figura larga, espléndida, espigada; por ser una rubia con facciones angulares. Hastiada de esa obligación para procurarse un cuarto propio, ella leía. Trataba de mantener viva la fantasía de una experiencia urbana. Su corazón, criado en la modestia y la aridez montañera de paisajes pastorales, había estado puesto fija y nítidamente en irse a Nueva York a resolverlo todo escribiendo.
Esa muchacha repelida por el modelaje, que sorteaba modos de existir en Manhattan para perseguir un oficio históricamente asociado a la penuria, es la escritora norteamericana Siri Hustvedt, quien a finales de mayo pasado fue merecedora del Premio Princesa de Asturias de las Letras.
Hustvedt es autora de un libro de poemas, siete novelas y seis obras de ficción. En marzo vio la luz su más reciente novela, Recuerdos del futuro. Y como revelan sus retratos y las fotografías en blanco y negro que anuncian el reciente reconocimiento, también es una mujer resueltamente bella. Elvira Lindo argumentaba alguna vez que la fijación en la apariencia de las mujeres viene cargada de espinas limitantes, pero que también había constricción en no reconocer la belleza en alguien. Mencionaba a Hustvedt en aquel texto
Pero a Hustvedt poco o nada le ha interesado ser imagen. Mucho antes del fervor contemporáneo del autorregistro, ya pensaba que ser bella es una especie de performance involuntario que cobra claridad con la conciencia de su propia dimensión visual; con las miradas de los otros en las calles, con que los hombres, al conversarle, insistieran en mirarla y no en escucharla.
En Recuerdos del futuro escribe: “Él era uno de muchos, y los muchos han sido mezclados en mi mente para convertirse en uno, un tipo de hombre que he encontrado una y otra vez, un hombre, joven o mayor, cuyos ojos se apartaban continuamente de mi rostro a partes de abajo, un hombre que hablaba y hablaba y hablaba y que no me hacía preguntas, un hombre servicial y sonriente, un hombre conocedor que por motivos que me desconcertaban parecía creer que yo era incompetente en todos los asuntos, grandes y pequeños, un hombre que, al final de la noche, cuando arriesgaba una cena en una irreprimible esperanza de compañía y quizá amor, era todo manos y saliva y necesidades urgentes y quien, aquí, de nuevo, tenía que ser empujado a la fuerza”.
Esa subjetividad, ese interés en las ideas, en no querer ser imagen y aún así estar irónicamente condenada por su apariencia, exacerban no solo su belleza escandinava, sino además una especificidad autobiográfica: Hustvedt está casada hace 38 años con el escritor Paul Auster.
A los varones que escriben rara vez se les pregunta por su esposa, o cómo logran balancear las variables entre escribir, pensar, ser esposo y padre. Un periodista chileno insistió alguna vez en que Auster necesariamente tenía que ser el responsable de que Hustvedt desplegara un conocimiento alarmantemente especializado en asuntos de neurociencia y psicoanálisis. Una admiradora le preguntó en una carta si no había apartes de El mundo deslumbrante (2014) que habían sido escritos por Auster. La persistencia de esas preguntas, que surgen solo por el hecho de que es mujer, han desconcertado una y otra vez a Hustvedt, pero su reacción no ha sido iracunda ni febril. En su caso, la indignación suele más bien convertirse en series de excursiones inquisitivas; heridas, sí, pero sobre todo ávidas de transformar y comprender.
En El mundo deslumbrante, por ejemplo, Hustvedt escribe un bricolaje de narrativas en primera y tercera persona que cuentan la historia de Harriet Burden, una mujer que, pasados los sesenta años, se convierte en la viuda de un centelleante marchante de arte en la escena de Manhattan, y cuya propia obra artística había estado persistentemente relegada. Decide entonces invitar a tres artistas masculinos y reconocidos a operar como sus autores fantasmas. Solo entonces, bajo esos nombres masculinos, se le concede un ligero reconocimiento a su trabajo. “Me dio la impresión de que ella sentía que su feminidad, su cuerpo y su tamaño habían interferido de algún modo en su vida”, escribe la voz de la hija de Harry en esta novela sobre prejuicios inconscientes.
En la obra de Hustvedt abundan las vidas oníricas vivaces, obras de arte detalladamente descritas, series de cajas y habitaciones, viajes a otros tiempos. Como pensadora, tiende puentes entre ciencia y arte, neurociencia y teorías de la percepción, psiquiatría y filosofía. Muchos de sus personajes femeninos, como Harry en El mundo deslumbrante, o Iris en Los ojos vendados (1992), exploran la posibilidad de vestirse masculinamente, literal o figurativamente, para comprobar si, de hecho, un envoltorio distinto tiene consecuencias y efectos distintos en relación con los otros. De allí que en su obra se cuestionen informada y cerebralmente los significados de aquello que se ha codificado como masculino y femenino.
Su desinterés en ser ella imagen es irónico ante la consciencia aguda de la carga que lleva lo femenino como objeto en la tradición pictórica de Occidente. De allí que uno de sus títulos recientes y más provocadores sea La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres (2016).
La dualidad es otro tema en su geografía intelectual: el intersticio singular entre humanidades y ciencias, la oscilación entre la crianza estadounidense y el linaje noruego, la exploración recurrente entre las orillas de feminidad y masculinidad.
La radiante escritora que publica bajo el seudónimo de Elena Ferrante afirmó que “la historia femenina, contada con mayor destreza, significativamente amplificada y sin remordimientos, es lo que ahora debe asumir poder”. La obra de Hustvedt es una representación de eso, de una subjetividad femenina que, entre la memoria y la ficción, se ha encargado también de explorar las divisiones del ser. En sus libros, Hustvedt ha escrito como hombre y como mujer, ha pincelado destellos de su propia vitalidad, de la escritora-casada-con-escritor, de la mujer alerta de determinados prejuicios. Ha dicho que, al cruzar el umbral de los sesenta años, ha experimentado cierto alivio al no sentirse deseable y fértil, como liberada de esa carga. “Como escribo obras de ficción y de no ficción, y tengo interés en la neurobiología y la filosofía (disciplinas que siguen siendo predominantemente masculinas), en mi propia obra personifico la división entre lo masculino y lo femenino, lo serio y lo no tan serio, lo duro y lo delicado”.
“Ha dicho que, al cruzar el umbral de los sesenta años, ha experimentado cierto alivio al no sentirse deseable y fértil, como liberada de esa carga”

sábado, 22 de febrero de 2020

Claudio Naranjo

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    CLAUDIO BENJAMIN NARANJO COHEN
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Claudio Benjamín Naranjo Cohen (1932 – 2019),​ más conocido como Claudio Naranjo, fue un psiquiatra y escritor chileno que se convirtió en uno de los pioneros y máximos referentes de la psicología transpersonal. Es considerado un pionero en la integración de la psicoterapia y las tradiciones espirituales. Fue uno de los tres sucesores nombrados por Fritz Perls (fundador de Gestalt Therapy), un desarrollador principal de las teorías del Eneagrama de la Personalidad.

Te traemos aquí una maravillosa recopilación de sus mejores frases, ¡no te las pierdas!

Citas célebres de Claudio Naranjo
Descubre quién eres, pero no te aferres a ninguna definición. Muta las veces que sea necesario para vivir en la totalidad de tu ser.

Demasiada luz, quedarás ciego.

Demasiado viento, te ahogas.

Demasiado intelecto, te aíslas de ti mismo…

No querer ver, no querer estar en contacto con la experiencia de uno, es algo parecido a la pereza cognitiva, un eclipse del experimentador o el testimonio interno en la persona.

Las cosas verdaderas se aprenden por amor a aprender, por amor a la verdad, por el deseo de saber. No por la obligación de las calificaciones.

Hay que trabajar para que quienes mandan sean capaces de ver la luz.

No es lo mismo el espejo, que su reflejo. No es lo mismo ser, que parecer.
Detén ahora las auto-acusaciones y los autoelogios.

Se puede decir que todos los males que se tratan en la terapia comienzan con un problema amoroso; comienzan todos los problemas emocionales por una carencia amorosa en la vida de la persona.

Cuando aparece la sabiduría aparece también una mayor libertad; la vida se pone en orden y todo fluye como debe fluir.

¿Por qué temer a las sombras? Donde veas sombra significa que en un lugar cercano la luz resplandece.

Cualquier libro puede describir una técnica, pero una actitud debe ser transmitida por una persona.

Si se calculara el precio de la infelicidad que se crea, se vería lo antieconómica que es nuestra educación.

Ahí está el verdadero poder: tener ojos y no tener miedo. La verdadera sanación es la aceptación y el verdadero proceso es la entrega.

La terapia gestáltica se distingue más por lo que evita hacer que por lo que hace. Sostiene que basta con estar conscientes; que para que se produzca un cambio no se necesita nada más que presencia, estar consciente y responsabilidad.

La educación sirve para mantener a la gente idiotizada y manipulable.
Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.

El pico de los empatógenos se puede caracterizar como un paraíso terrenal en comparación con el paraíso celestial del LSD y los alucinógenos de esa categoría.

Buscar la verdad implica cuestionar el condicionamiento sociocultural recibido para recuperar el contacto con nuestra verdadera naturaleza.

Ser responsable conlleva estar presente, estar aquí. Y estar verdaderamente presente, es estar consciente. A su vez, estar consciente es una condición incompatible con la ilusión de irresponsabilidad por medio de la cual evitamos vivir nuestras vidas.

El futuro es una carrera entre la educación y la catástrofe.

Una educación que busca la competencia en vez de la colaboración, es el reflejo de una sociedad que está profundamente enferma.

El hombre se ha desconectado de su fe en las percepciones.

Para conocer más profundamente a una persona, no le preguntes que es lo que piensa, sino que es lo que ama.

Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo. El sistema tiene miedo de que la gente tome consciencia de su vida.

La responsabilidad no es un deber sino un hecho inevitable. Somos los actores responsables de cualquier cosa que hagamos. Nuestra única alternativa es reconocer tal responsabilidad o negarla. Y percatarse de la verdad, nos cura de nuestras mentiras.

Ocúpate del reino del corazón, y el resto llegará por añadidura.

Este es el único Buda y Dios que uno puede llegar a alcanzar; ir más allá del mundo falso, de los miedos sociales y conservacionales y atreverse a soltar lo poco para serlo todo. Se necesita valor y un gran coraje, y verdad, y una enorme lealtad a la esencia, al ser.

El hombre busca las experiencias estéticas como un sustituto del experimentar el sentido de la vida. Se ha desconectado de su fe (entendida como la entrega a lo que venga) en las percepciones, en las intuiciones, en definitiva, en todo lo que alimenta las verdades no científicas, las que perduran en el tiempo más que las científicas.

Lo que necesita nuestro tiempo son seres más bondadosos, no seres más inteligentes. La inteligencia sin bondad es una mutación fallida.

La terapia Gestalt no es un conjunto de técnicas sino la transmisión de una actitud, una forma de estar en la vida.

Preceptos de la Terapia Gestalt de Claudio Naranjo:
Vive ahora, es decir, preocúpate del presente más que del pasado o el futuro.

Vive aquí, es decir, relaciónate más con lo presente que con lo ausente.
Deja de imaginar: experimenta lo real.
Abandona los pensamientos innecesarios; más bien siente y observa.

Prefiere expresar antes que manipular, explicar, justificar o juzgar.

Entrégate al desagrado y al dolor tal como al placer; no restrinjas tu percatarte.

No aceptes ningún otro debería o tendría más que el tuyo propio.

Responsabilízate plenamente de tus acciones, sentimientos y pensamientos.

Acepta ser como eres.

La muerte es solo un concepto.

Reinterprétalo. Dale un sentido más mágico. Acepta la desaparición hacia una transformación.

LA VUELTA A CASA: EL REGRESO A SÍ MISMA ¿Qué es el ansia de hogar? Es el instinto de volver, de ir al lugar recordado. Es la capacidad de en...