miércoles, 19 de diciembre de 2018

De Patas arriba con la vida

Moriré mortal, 
es decir habiendo pasado
por este mundo
sin romperlo ni mancharlo.
No inventé ningún vicio,
pero gocé de todas las virtudes:
arrendé mi alma 
a la hipocresía: he traficado 
con las palabras, 
con los gestos, con el silencio;
cedí a la mentira:
he esperado la esperanza, 
he amado el amor, 
y hasta algún día pronuncié 
la palabra Patria; 
acepté el engaño:
he sido madre, ciudadana,
hija de familia, amiga,
compañera, amante. 
Creí en la verdad: 
dos y dos son cuatro, 
Liliana posso  debe nacer, 
crecer, reproducirse y morir 
y en esas estoy.
Soy un dechado del siglo XX.
Y cuando el miedo llega
me voy a ver las estrellas 
para desembolatar mis falsas historias.

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