lunes, 8 de octubre de 2018

Zazen y eneagrama



La Meditación y el Eneagrama son prácticas complementarias. Las dos son caminos de liberación, que llevan, en mayor o menor grado, a vivencias de despertar. 
El Eneagrama es una extraordinaria herramienta de discernimiento. Nos ayuda a distinguir entre lo que viene de nuestro ego de lo que viene de nuestro yo esencial, y produc




















e un esclarecimiento personal. Y es que cuando uno se sienta a meditar, generalmente, de entrada, es el ego quien lo hace. Y si no conocemos el 
funcionamiento de nuestro ego puede suceder que se apropie de la práctica meditativa y la utilice en su propio beneficio. Como muy bien dice Eckhart Tolle: “Si no conoces los mecanismos básicos del funcionamiento del ego, no lo reconocerás, y te engañará una y otra vez para que te identifique con él. Esto significa que se apodera de ti un impostor que finge ser tú”. Todo ello dependerá de si estamos centrados o descentrados.



Uno. El perfeccionista. Su tenacidad, su forma de ser metódica, cuando está centrado, son buenas cualidades para perseverar en la práctica meditativa y no abandonarla a la primera dificultad.
El ego 1 está ciego o es incapaz de ver la perfección ya existente. Es, conforme ganan en serenidad, como descubren la verdadera perfección a su alrededor y en su interior. La meditación es una buena ayuda para cultivar la serenidad que tanto necesitan para contrarrestar la ira, su pasión dominante. 
Descentrado en lo negativo del 4, el 1 tiende a la introversión, al pesimismo, al retraimiento, a la melancolía. Su práctica meditativa podría teñirse de esto.
Su listón de exigencia es muy elevado. Nunca quedan satisfechos. Metas imposibles. Severidad, esfuerzo, rigidez, disciplina. El autocontrol es el perfeccionismo de uno. La meditación como deber. Con el tiempo surgirá en ellos la tentación de evaluar su práctica, de comprobar el nivel de sus progresos. Si caen en ella lo que consigan nunca les parecerá suficiente. Es importante ser consciente de todo esto para evitarlo.
Durante la meditación los 1 con frecuencia se autocritican y autojuzgan. Cuando aparezca el crítico interno lo más sencillo y eficaz es prestarle atención, acogerlo, pero sin identificarse con él.
La meditación desde el centramiento en lo positivo del 7 es flexible, abierta, relajada, sin esfuerzo, tolerante, compasiva con uno mismo.

Dos. El ayudador. El 2 se siente superior ayudando. A menudo experimentan una sensación de autoimportancia. Es el orgullo, su pasión dominante. La meditación les puede ayudar a saborear eso de lo que hablaba Jesús en las bienaventuranzas, “la pobreza de espíritu”, el mejor remedio para el orgullo. 
Tienen tiempo para todos, pero no lo tienen para ellos mismos. Su  gran lucha y conflicto consiste en liberarse de la dependencia tan grande que sienten de los demás y ser realmente independientes. Necesitan caer en la cuenta de sus propias necesidades y así recuperar su libertad. La meditación puede ser una forma de dedicarse cada día un tiempo a ellos mismos. De intimar con ellos mismos. De conectar con su yo esencial. Esta es la verdadera libertad que tanto anhelan. Por contra, descentrados en lo negativo del 8, la intensidad y la vehemencia (la pasión dominante del 8) les hará volcarse todavía más intensamente en los demás y les alejará de su interior.
Su identidad parece que sólo la encuentran en el agradecimiento y reconocimiento que los demás hacen de sus servicios. Sin nadie a quien ayudar se sienten vacíos. No saben quién son. Experimentan crisis de identidad. Los ayudadores necesitan distanciarse de los demás para encontrarse. La meditación es una buena ayuda para descubrir quién son verdaderamente en el fondo.
Para centrarse el dos necesita fomentar la sensibilidad del 4, que significa vivir más en contacto con sus propios sentimientos, necesidades y deseos profundos. Y esto es algo que suele suceder con la meditación.

Tres. El seductor. Huyen de sí mismos, porque no se encuentran. Viven en el escaparate, son todo fachada. Por eso, tienen crisis de identidad. No sé quién soy. ¿Quién soy yo sin máscaras? Miedo a conectar con su mundo interior. 
Quienes viven para el éxito tienen una gran dificultad para llevar a cabo una práctica meditativa de silencio interior, de estar con ellos mismos, sin hacer nada, ya que su constante activismo les hace considerarla como algo inquietante, y a lo que no acaban de encontrarle el sentido. Aquí no hay escenario, ni farsa, ni publico a quien impresionar. Además les da pavor la posibilidad de que detrás del escenario no haya nada.
La práctica de la meditación supone para el 3 cambiar sus prioridades, adentrarse en lo desconocido, internarse en el propio desconocimiento, perderse, dejar atrás sus máscaras y disfraces, conectar con su mundo interior. Porque lo único cierto de ellos es lo que son cuando dejan de interpretar.
Descentrado, su narcisismo y vanidad, su pasión dominante, se apropiarán de los frutos de la meditación para seguidamente interpretar el papel del despierto, del guía espiritual.
Descentrado en lo negativo del 9,  su meditación se volverá indolente, pasiva.
La búsqueda a través de la meditación, siguiendo su dirección de centramiento en lo positivo del 6, es descubrir la autenticidad en su interior, es mantenerse fiel a su esencia.

Cuatro. El romántico. Se identifican con sus sentimientos. Experimentan bruscos cambios emocionales. O bien están muy elevados o muy bajos. Su atmósfera interior es de remolino, de turbulencia. La meditación es una buena ayuda para que puedan encontrar, como cantaba Franco Battiato (un 4 también) “un centro de gravedad permanente”.
La meditación ayuda al 4 a vivir centrado en el momento presente, sin echar de menos ningún “paraíso perdido” ni soñar con un “nirvana” futuro. Sentir el momento presente es la mejor forma de vivir creativamente.
Los 4 están apegados al sufrimiento. Melancolía, tristeza, depresión. Sienten que les falta algo para ser felices. Experimentan una sensación interna de privación, de ausencia. Nostalgia, anhelo. Otros tienen lo que a ellos les falta. Es la envidia, su pasión dominante. Descentrados en lo negativo del 2, buscarán eso que sienten que les falta en los demás, y su búsqueda se teñirá de orgullo.
Huyen de lo normal, lo común, lo ordinario, lo corriente. Lo que tanto anhelan está en su interior. Su interior es la mejor obra de arte, y la meditación les puede ayudar mucho a descubrirlo.
Centrados en lo positivo del 1 encontrarán en la disciplina, en el afán de perfección y en la conexión con su visceralidad el "ancla" que tanto necesitan para perseverar en su práctica meditativa. 
La práctica del silencio interior les ayuda a abandonar su mundo de fantasía, a vivir en un aquí y ahora en conexión con su cuerpo, más real. Pero si su ego se apropia de la práctica les llevará a intensificar su ensimismamiento y distanciamiento de los demás y se convertirá en otra forma de ahondar en sus sentimientos, alimentar su melancolía y reforzar su individualismo. Si caen en esta tentación, no sólo se desconectarán de sus verdaderos sentimientos, sino que irremisiblemente se volverán más solitarios, vulnerables e introvertidos de lo que ya son. 

Cinco. El pensador. Es el buscador de sentido, por eso se sienten atraídos por la práctica de la meditación, como un camino para encontrarlo. También es el pensador. Su mundo está en la cabeza. La vida les parece demasiado peligrosa para involucrarse en vivirla. Les gusta aislarse, solos, con sus pensamientos e ideas. La avaricia, su pasión dominante, les hace tener un deseo vehemente de poseer la mayor cantidad de tiempo y de soledad que puedan conseguir. Por eso, la meditación, descentrado, puede hacer más fuerte su tendencia al aislamiento y, una vez convertida en uno de sus principales intereses, en otra forma de alimentar su avaricia de tiempo y soledad para ellos mismos. Sin embargo, centrado, la meditación puede ayudarles a acoger y atravesar la sensación interna que a menudo experimentan de vacío, aridez y desierto interior.
Se apegan a sus pensamientos e ideas, a su mundo mental interior. Es por eso que a la hora de seguir una práctica de silencio interior, como la meditación, les cuesta tanto dejarse llevar por la respiración, silenciar su mente, abandonarse. Resulta más fácil para ellos silenciar el exterior que el interior. 
Descentrados en lo negativo del 7, surgirá en ellos la dispersión, la huida del sufrimiento y la falta de disciplina, que influirá negativamente en su práctica meditativa.
Por otra parte, centrados en lo positivo del 8, la meditación les puede ser de gran ayuda para saborear la sana sabiduría, que se encuentra en lo más hondo, que significa experimentar las cosas sin la mente personal, prescindiendo de conocimientos y conceptos, y conectar con su visceralidad, energía, vitalidad y fortaleza.

Seis. El lealista. Miedo, inseguridad, duda, escepticismo, constituyen su pasión dominante. Para contrarrestarla a menudo buscan seguridad en autoridades externas. Existe el peligro de que conviertan a su maestro o instructor de meditación en una importante figura de autoridad y que esto genere una relación de dependencia, de la que no les resultará fácil liberarse.
Les falta confianza y seguridad en sí mismos. Tienen mucho miedo en la imaginación. Suelen experimentar una sensación de peligro, amenaza, intranquilidad.
Los 6, cuando logran centrarse, y la meditación es una buena forma de hacerlo, descubren que el miedo y las dudas que les acompañan son una falsa ilusión de su ego. Su yo esencial sabe que nada ni nadie puede herir su esencia, excepto su misma inseguridad. Descubren la autoridad y seguridad en su interior. Se sienten relajados, apoyados por dentro, acompañados. Viven el presente confiadamente, no anticipan el mañana, y así sienten paz y no temor. Están a gusto consigo mismos. También descubren que su autenticidad es su mayor seguridad. Mediante la práctica de la meditación dejan de buscar en el exterior, lo que les sucede sobre todo cuando se descentran en lo negativo del 3, lo que solo van a encontrar en su interior.
Su responsabilidad, lealtad y compromiso les servirán de mucho para no abandonar la práctica meditativa a la menor dificultad.
Necesitan la tranquilidad interior y la estabilidad de lo positivo del 9, su dirección de centramiento. Esto proviene de vivir menos de su centro de la cabeza y más de su centro visceral. Meditar, estar en la respiración, supone bajar de la cabeza la cuerpo. Conectar con el cuerpo les da la tranquilidad y estabilidad que tanto necesitan.

Siete. El optimista. Cuando uno de sus dones, la elocuencia, una vez descentrado, se convierte en locuacidad, al servicio de su pasión dominante, la gula, el silencio interior que proporciona la meditación es el mejor remedio para el 7. También lo es para su tendencia descentrada a la hiperactividad, a la dispersión, a la frivolidad, a imaginar, a planificar y a su mente acelerada. La práctica de la meditación conlleva hacerse más consciente. Escuchar más, hablar menos. Esto es centrarse en lo positivo del 5. Sin embargo, descentrados en lo negativo del 1, su practica se volverá rígida, exigente, y no tardarán mucho en abandonarla.
Claudio naranjo llama al 7 “el encantador encantado”. Su optimismo compulsivo y su tendencia a idealizarlo todo pueden llevarle a una meditación idealizada, encantada. También puede suponer un importante obstáculo su falta de disciplina y compromiso. Es típico en ellos que hablen maravillas de la meditación, pero que muchos días no la practiquen.
La práctica de la meditación supone mirar en mi interior. Sin embargo los 7 huyen de la profundización. Huyen de todo lo que suponga dolor, tristeza o sufrimiento. No afrontan el dolor. Además, raramente viven el presente. Tienen la mente ocupada en opciones positivas y planes. Todo ello supone una importante dificultad para su práctica.
“Los afanes espirituales (como la meditación) pueden constituir un escape para el 7, por cuanto entraña un desatender lo inmediato y lo posible por lo remoto e imposible” (Claudio Naranjo). “Deseo de lograr estados modificados de consciencia, de aplicar significados superiores a los asuntos conflictivos. Escape hacia la luz” (Helen Palmer).

OchoEl líder. La meditación puede ayudarles a moderar su impetuosidad y vehemencia, su pasión dominante. Sin embargo, tarde o temprano les surgirá la tentación de llevar la intensidad y la visceralidad a su práctica, convirtiéndola en una lucha, en la que el ganador suele ser su ego.
“La típica orientación del 8 hacia un aquí y ahora tangible y concreto –la esfera de los sentidos y de las sensaciones corporales- es un aferramiento lujurioso al presente” (Claudio Naranjo), que nada tiene que ver con la verdadera atención plena.
Viven a la defensiva. Sensibilidad acorazada. Se sienten viviendo en un mundo hostil. Tienen dificultad para aceptar y expresar el lado tierno, agradable, suave, vulnerable, “femenino”. En la debilidad del 8 está su fuerza. Por dentro se sienten aburridos, de ahí la pasión del 8 por el exceso. Esto se debe a que reprimen algo muy suyo, pero que lo mantienen muy enterrado y escondido en su interior: una gran ternura y una gran sensibilidad. Y hacen esto porque consideran toda esa riqueza de sensibilidad como una debilidad.
La práctica de la meditación puede ayudarles a recuperar la inocencia perdida. Cuando esto sucede, ya no necesitan el exceso para aliviar su aburrimiento, porque todo lo ven con ojos nuevos y les llega muy adentro, entonces cede la agresividad y brusquedad característica de su ego.
Descentrados en lo negativo del 5, tienden a encerrarse en sí mismos, aislarse. La meditación puede potenciar esto.
Centrados en lo positivo del 2, la meditación puede ayudarles a conectar con su corazón. A descubrir el poder del amor, antes que obsesionarse con el amor al poder.

Nueve. El pacífico. La aparente iluminación del 9 implica una inconsciencia de la inconsciencia, un adormecimiento de su anhelo. Refuerzan su identidad mediante la inconsciencia, simplificándolo todo (“¿qué más da?”). Viven dormidos a su esencia. Consiguen su bienestar mediante un adormecimiento interno. Es por eso que, al comienzo, la práctica de la meditación no les desagrada, al fin y al cabo es una actividad cómoda y descansada que, aparentemente, requiere poco esfuerzo, no se gasta su energía y les aporta todavía más paz y sosiego del que ya disfrutan. Y es que, como se resisten a lo profundo, porque temen sea conflictivo y perturbador, tienden a quedarse en la superficie de la práctica, por eso se distraen con facilidad, les cuesta concentrarse y enseguida se pierden en agradables ensoñaciones. 
Descentrados, tiene el peligro de que la meditación intensifique su pereza, pasividad y retraimiento. Por el contrario, centrados, también puede resultarles de gran ayuda para conectar con su interior y despertar así del sueño en el que viven.
En general, no tienen gran entusiasmo por las cosas. Cuando los 9 comienzan a buscar, por ejemplo, mediante la meditación, es que están despertando. Los 9 en vías de integración, centrados en lo positivo del 3, conectan con su vitalidad. Se niegan a vivir “dormidos”, aletargados. Miran profundamente y sin miedo en su interior, se hacen conscientes, descubren lo valiosos que son. 

He publicado recientemente un libro en AMAZON. Se titula EL JARDIN INTERIOR. Es una novela corta y trata de muchas cosas que a mí me interesan, como el ENEAGRAMA, la práctica de la meditación, el discernimiento, la montaña, la atención plena, y hasta hay un poco de cocina. Tiene también muchas referencias y sugerencias a la cultura tradicional japonesa, especialmente al haiku. Pero como indica su título, trata de jardines, sobre todo interiores. Cuesta 3,90 €.

EL JARDÍN INTERIOR. AMAZON.

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El don de la vida y de la muerte

La sociedad actual ejerce una terrible violencia sobre el ser humano al someterle a una endiablada velocidad propia de los engranajes de una máquina. Ante esa enfermiza velocidad y la creciente virtualidad en la que nos quiere encerrar el devenir de los tiempos hay una medicina poderosa, que todas las tradiciones sapienciales han utilizado: el recuerdo de la hermana muerte como una consejera certera sobre lo que es importante y lo que no en la vida. Una enseñanza para vivir en el Bien, y la serenidad para morir en la Paz.
Cuando nuestro yo escindido en dualidades que laceran mira a los ojos oscuros de la muerte todo se vuelve a poner en su sitio, en su dimensión justa, pues comparada con la muerte, hasta las situaciones más tremendas del mundo cotidiano, en realidad son insignificantes. Estamos vivos. Y la muerte nos aguarda.
Pero esa poderosa medicina no se expende en las farmacias del mundo, sino en las boticas de la interioridad y la sociedad actual es mortalmente ajena a ese vademécun íntimo del alma conectada al corazón. Así que escindidos de una verdad que ordena la vida viven ese tránsito como un abismo, una interrupción violenta, una suspensión de una existencia a la que están fatalmente apegados.
No solo como consejera se cultiva su recuerdo sino también como la esperanza de un nuevo comienzo, alguna clase de vida venidera, que infunde un sentido sagrado a esta vida y nos responsabiliza de nuestros actos, por las consecuencias que ellos tienen en esas postrimerías. Pero la hermana muerte clama ahora en un desierto espiritual, la mayor parte de la gente imagina que esta vida es lo único que existe y carentes de toda fe auténtica en una vida posterior llevan una vida desprovista de sentido. Sin una mirada a largo plazo viven, como si no existiera un mañana en la eternidad, y solo para satisfacer sus fines inmediatos, devastando para ello, con una ausencia total de moralidad, todo lo que se oponga a la satisfacción de sus insaciables deseos.

LA VUELTA A CASA: EL REGRESO A SÍ MISMA ¿Qué es el ansia de hogar? Es el instinto de volver, de ir al lugar recordado. Es la capacidad de en...