sábado, 28 de marzo de 2009


LA ONDA ENCANTADA DE LA SEMILLA AMARILLA

Siempre he sentido que hay una semilla guardada que tarda en comenzar a florecer, a veces más de lo que yo quisiera. He visto florecer semillas mías muchas veces, un proyecto, una intención, un buen momento, una aventura, he visto florecer proyectos individuales, otros nuestros, he visto florecer a mis amigos, a mis hijas, a mis propios sueños, poco a poco fui teniendo una habitación, una tarea, una misión se fue haciendo consciente y llenándome de gozo, vi como a veces florecieron aspectos míos que no hubiese querido ver allí donde ocurrieron, a veces hice todos los procesos pertinentes para llegar a la meta y cuando todo estaba a punto pasó algo y se acabó, a veces fui a mirar mi huerta un millar de veces y no salía, no brotaba, no salió nunca lo que había sembrado, y me fui, y cuando alguna vez volví, había un árbol grande y supe que era mío. Y a pesar de los muchos años ya que voy por huertas y sembrados, aún siento en mis alforjas la vibración temerosa de otra semilla más que aún no brota, que necesita de otro tiempo, de otra tierra y de otra agua. Me veo siendo joven y sembrando las semillas que a esa edad son las posibles y me veo ahora, diferente, con muchísimo más andar en el cuerpo y hay otras semillas nuevecitas que son de hoy y para ahora.
A veces se piensa que hay periodos de semillas y otros de cosechas, que el uno es una parte y el segundo la otra, que parece que los dos agotan una vida entera, cuando la verdad es que en un año se repite ese proceso, pero cada vez es diferente, porque son otras aguas, porque es distinta la tierra, las nubes, el sol, la cosecha es diferente, a veces abundante y otras no.
De siembras va la vida permanentemente, mirarse siempre en los graneros internos para descubrir que aún quedan semillas, descubrir maravillados que siempre quedan, que mientras más adentro de la vida más semillas nuevas, más encanto, más misiones y misiones diferentes todas. Al principio fueron hechos materiales, personas, fueron tareas, fueron obras que se ven a todas luces, también fueron invisibles jardines de flores de colores, que alumbraron para siempre el paisaje del alma, después fue la conciencia, y una conciencia cada vez más pura, al grado de llegar a una conciencia que a cada momento madura, se reconoce, y se reconoce nueva. Y resulta que ahora todo es una semilla nueva, que al revés de la rutina que prometía el futuro, se vino este vendaval de cosas nuevas, y que ya no es necesario que la novedad sea gigante, asombrosa y rutilante, que sólo basta cada día, cada instante y que cada trozo pequeño de la vida sea esta obra mía, tuya, de mi responsabilidad completa, de la tuya y de nuestra divinidad eterna.
Después no sé qué venga, no importa, habrá siempre semillas, semillas de colores diferentes, semillas que brotan en el aire y en el fuego, semillas que brotan en las manos y en el corazón de otro, semillas que brotan después de larguísimos periodos, que algo que planté en otras vidas, brota hoy y es aquí.


Así la vida en las semillas se hace, así el trabajo de darse siempre cuenta, de conectarse cada vez más con uno mismo, para poder reconocer qué hay ahí, donde la luz no llega, entrar en ese espacio sagrado con la conciencia como una lámpara colgando de la mano y descubrir un costal de un color único, que jamás supimos que estaba, abrirlo y descubrir que tiene granos de semillas desconocidas, de vidas que aún esperan su turno, sembrarlas, ir más adelante y hallar una vasija dorada con otras semillas como polvo que siembran bosques fabulosos, y más adentro encontrarse con un cántaro invisible que sólo vibra en la oscuridad más intensa y que aguarda de tus manos para abrirse a la vida..
Amiga, amigo mío, hermanos de esta senda maravillosa y mágica, es tiempo de semillas éste, tiempo para ver que puedes, y si se trata de obtener un manzana o de cosechar un par de alas, o de tomar de entre tus ramas una obra o si se trata de acoger con ambas palmas tu divina presencia, no sé, no sé qué quieras, qué, lo que brote de tu alma, qué, lo que haga que tu cuerpo vibre ante una humedad que te abrasa, pero esa semilla que hoy te llama es tuya y has de acogerla entre tu tierra, prodigarle tu abono, es tu obra, eres tú tu obra, tú te has hecho a cada instante, tú te haces momento tras momento, si alguna vez te han hecho, si alguna vez te ha modelado alguien, sólo fue un aporte, es tuya la obra de tu vida, has conciencia y apórtate a ti misma y a ti mismo lo que aún te falta, porque la novedad no acaba, porque cuando el otoño arroje por la tierra todo el verde de tus ramas, vendrá la primavera nuevamente y vendrá otra vez, otra cosecha.
Que esta Onda Encantada de la Semilla Amarilla sea la gracia singular del universo que pueda despertar lo que te haga falta, cuenta con que aquello que te pertenece es todo tuyo y para hacerlo florecer eres tú la semilla, eres tú la tierra, eres el agua, el sol, todo lo que hace falta para brotar de nuevo, y que te pasará ahora y te pasará mañana y pasado mañana, hasta un día descubrir que es para siempre, que para siempre eres la sembradora, el sembrador de tu propia vida y que aunque vengan las tormentas, los arrebatos diarios, una manada de animales, que aunque venga lo que venga todo son semillas que traen holográfica tu esencia, para hacerla cada vez más grande.

MENSAJE DE NANCY SAN MIGUEL.
DRAGON RESONANTE ROJO

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