domingo, 13 de marzo de 2011

el beneficio cotidiano al practicar yoga


Reconociendo nuestro cuerpo.

Una de las experiencias mágicas del yoga es nuestra capacidad cada vez mayor de calmar la mente y sentir el cuerpo y el mundo nuevamente. Con la práctica cotidiana nos encontramos celebrando como las hojas crujen por los vientos de agosto, las nuevas flores asomando prudentemente en nuestro jardín deslumbrándonos con sus aromas y colores, el viento hablándonos entre los pinos y el sabor de la guayaba fresca en nuestra boca. Aprendemos a caminar como si fuese la primera vez. En plena relajación advertimos la caricia de la brisa en nuestra piel, escuchamos agudamente el sonido del canto de los pájaros, el balanceo rítmico de nuestra respiración en el vientre, los pequeños detalles de la vida aparecen vibrantes y armónicos, al mismo tiempo y sin perturbarnos escuchamos el rodamiento de los carros, el murmullo del vigilante y su gran pitada advirtiendo su presencia a los transeúntes.

La psicología transpersonal tuvo la ardua empresa de ayudarme a habitar de nuevo el cuerpo, a reconocer el punto Hara como el conductor de la energía femenina en el desarrollo de mi existencia.

Gracias a su trabajo he ido descubriendo el valor de los instintos, la elocuencia de la sexualidad y la gracia de la sensualidad, la necesidad de respetar las motivaciones y los impulsos básicos de la vida física. La represiva sociedad victoriana me había forjado a partir de signos de negación del cuerpo. De otro lado La herencia del cristianismo de la Edad Media habían devaluado el cuerpo y los instintos a favor del espíritu y la razón. Durante siglos algunos de los padres de la cristiandad temerosos y ascéticos promulgaron la mortificación de la carne como el camino para evitar el pecado.

Actualmente puedo evidenciar como la sociedad post moderna y repleta de tecnología ignora la sabiduría del cuerpo.

En la vida moderna el cuerpo se ha convertido en una maquina para vivir, en el objeto de una atención sanitaria basada en premisas económicas, del dopaje con esteroides y la cirugía estética. Son cuerpos sometidos ahora a nuevas mortificaciones mientras esperan atrapadas en los atascos de trafico, trabajando hacinados en cubículos, bajo luz artificial, alimentándose con comida basura y entreteniéndose con el solitario en el compu. En la noche invitando a la TV estupidizante. Se ha perdido la conexión con el mundo natural, con la vida instintiva. Por desgracia cuando se ignora el cuerpo; el mismo se hace “atender” a través de diversos síntomas. Si no se tiene una conexión física sana aparece la falta de vitalidad, los dolores crónicos y enfermedades relacionadas con el estrés. Las úlceras, colitis, presión sanguínea alta, infartos, fibromialgia, hernias de disco, depresión e inconformidad con el peso del cuerpo.

Con la práctica regular de yoga el cuerpo humano se considera enormemente valioso, porque proporciona las condiciones necesarias para alcanzar la libertad y la verdadera felicidad. Para ello debemos poner ATENCION PLENA al cuerpo. Sentadas, caminando, comiendo, o simplemente moviéndonos debemos cultivar la atención. Descubrir que nuestro cuerpo responde a la atención plena aunque nuestra mente esté confusa. Es preciso al profundizar en la práctica cotidiana del yoga abordar la alimentación sana y respetuosa con todos los seres vivos. De lo contrario nos resultaran dolorosas e imposibles de realizar posturas de mayor exigencia.

Aprendamos a abrazar con respeto a nuestro cuerpo.

Namaste. Liliana posso

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