sábado, 28 de marzo de 2009


Ryokan, el maestro Zen, llevaba la vida mas sencilla posible en su pequeño refugio en la montaña. Una tarde, un ladrón entro en su refugio y no encontro absolutamente nada de valor. Ryokan volvió y lo pillo. "Has caminado mucho para visitarme", le dijo al ladrón, "y no deberías irte con las manos vacías. Por favor toma mis ropas como regalo." El ladrón estaba perplejo. Tomo las ropas y se marcho de allí. Ryokan se sentó desnudo a contemplar la luna."Pobre amigo,", musito, "ojala pudiera haberle dado esta preciosa luna."

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