domingo, 8 de abril de 2018

Historias de Inmigrantes

VAMOS A UN PAIS QUE NOS AYUDARA Y NOSOTROS LE DEVOLVEREMOS EL FAVOR:
Un pin del Athletic en la chaqueta, en el lado izquierdo, junto al corazón. Fue lo primero en lo que me fijé cuando conocí a Nicolás Gregorio Rodríguez, niño de la Guerra, exiliado en Moscú durante la Guerra Civil. Tiene 90 años y unos meses, y con nueve llegó a Rusia. Era un chavalito de Bilbao, del barrio de Las Siete Calles (el casco antiguo), me dice. Aún tiene acento después de pasar toda su vida aquí.
En la entrada al centro español de Moscú una placa recuerda cómo la ‘Pasionaria’ organizaba en ese local las actividades de la emigración española en Rusia. “Era una mujer muy lista, muy inteligente. Yo he estado con ella decenas de veces… sabía mucho. También conocí a Irene Falcón, su secretaria, y estuve con Fidel, con el ‘Che’, con Raúl”.
Nicolás abandonó su Bilbao junto a miles de niños más, no le acompañaba ningún familiar, viajaba solo. A todos los niños y niñas les ubicaron en el Puerto de Odessa, en el mar negro, en un orfanato.
“Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, nos trasladaron a un pueblo y comenzamos a aprender una profesión. Había varias escuelas. Durante dos años estudié para ser tornero. Tenía muchas faltas en ruso, pero los españoles tenímos algunos privilegios en la Union Sovietica y, bueno, después hice ya el ‘Técnico’ que se llamaba. Luego llegó la edad del amor y me casé con una rusa”.
Nicolás cada día, a partir del verano del 41, hablaba en la Radio España Independiente -más conocida como Radio Pirenaica- para buscar a su madre. “Yo la llamaba, decía mi nombre, explicaba quién era, a ver si me escuchaba… y finalmente, mi madre me escuchó”.
En el año 1948 recibió una carta desde Argentina, no entendía qué estaba pasando. “Me preguntaba por qué mi madre estaba en Argentina, pero luego descubrí que enviaba las cartas a una persona allí y desde allí me la reenviaban con otro sobre porque estaba prohibida la correspondencia España-Rusia”.
“En el año 1968 tuve la posibilidad de ir a España. Vi a mi madre después de 31 años. Te puedes figurar cómo fue el encuentro… mi padre ya no estaba, murió”.
http://arainfo.org/del-barrio-de-las-siete-calles-a-moscu/

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